lunes, 29 de marzo de 2010

Niños de 30 años

Hola a todos.

Quizás os pase también a vosotros. No hago más que encontrarme a personas con 30, 35, 40 años... que siguen ubicados en su tierna infancia. Gente que no han dado ese paso de afrontar la vida como adultos, desde un nivel de madurez mínimo para afrontar los retos diarios de nuestra vida cotidiana.

Y no sé. Pero mi sensación es que cada vez hay más. Espero estar equivocado. Personas que no se enfrentan a sus fantasmas. Que ven siempre más la paja en el ojo ajeno, que la viga en el propio. Personas a las que se les ha olvidado palabras como:

solidaridad
amistad
sinceridad
austeridad
alegría
ilusión
ESFUERZO
trabajo
etc.

Ojala sepamos educar a nuestros hijos, y nuestros más cercanos en una cultura del esfuerzo, de la sinceridad, de la alegría... ojala...

lunes, 15 de marzo de 2010

Banca ética

Charla y sesión informativa
19h
LUNES 22 de marzo Centro Cívico S. Agustín
FIARE: BANCA ÉTICA
Implantación local y regional
en Castilla y León
Grupo local de promoción Fiare CyL Burgos

Consumo Luego Existo. Charla sobre publicidad

sábado, 13 de marzo de 2010

La Cámara de Comercio Americana critica la jornada laboral en España

http://www.lavanguardia.es/ciudadanos/noticias/20100313/53898334797/la-camara-de-comercio-americana-critica-la-jornada-laboral-en-espana.html?utm_source=feedburner



Estudios nacionales e internacionales no cesan de reiterarlo pero nadie mueve un dedo para solucionarlo. Los horarios laborales españoles, de los más prolongados de Europa, son un lastre para la propia economía del país. No sólo no coinciden con el resto del mundo -en España, los trabajadores paran dos horas- sino que, además, esos horarios tan extensos son la causa principal de la baja productividad (sólo superada por Grecia y Portugal, según la OCDE). Al movimiento social que desde hace años reivindica que las jornadas laborales de los españoles se adecúen al resto del mundo, entre otros motivos, para que los trabajadoras puedan tener vida personal, ahora se suma la Cámara de Comercio Americana en España, cuyo presidente, Jaime Malet, reconocía a este periódico que "los horarios españoles son un lastre para atraer empresas extranjeras".
Los funcionarios, con Europa
La jornada laboral completa no es igual, sin embargo, en todos los sectores. De hecho, hay uno, el de la administración pública, que está en los niveles europeos. Un estudio realizado por el IESE para Adecco revela que el tiempo de trabajo en España se sitúa en la media europea (41,8 horas a la semana), pero gracias a los trabajadores del sector público, cuya jornada laboral es la más corta de la UE-25, 37,4 horas a la semana.

Por contra, los empleados del sector privado, superan ampliamente las 42 horas a la semana (43,2 los servicios privados). "Que España tenga una jornada completa igual que la Europa de los 25 obedece a que el sector privado trabaja más que la media comunitaria pero el sector público lo hace menos", concluye el informe.

MÁS INFORMACIÓN
Malet, responsable de una entidad que aglutina a 450 empresas americanas y también compañías españolas con interes en América (entre ellas, las que integran el Ibex), con un millón de trabajadores y una facturación de 235.000 millones de euros, es decir, el 24% del Producto Interior Bruto, recuerda que "no hay ningún país del mundo occidental en el que los ciudadanos trabajen hasta tan tarde. Para muchos de nuestros asociados es inconcebible que se pare dos horas para comer, precisamente en el momento en el que se produce la mayor actividad comercial en el resto del mundo. Eso, claro, repercute en la productividad ya que cuando se para dos horas, luego se tarda mucho en recuperar el ritmo", indica. Eso provoca, según los datos que maneja esta entidad, que el 44% de los trabajadores se vean obligados a prolongar, aún más su jornada laboral. "Estos horarios no son rentables y, además, agotan a los trabajadores", señala Malet.

La Cámara de Comercio Americana en España ha solicitado "en reiteradas ocasiones la modificación de estos horarios, con el fin de mejorar la productividad, el principal problema de la economía española tal y como recogen los barómetros anuales que el ESADE realiza cada año entre nuestros asociados", indica Jaime Malet. "Es increíble que en unos momentos de crisis como los vivimos y en los que se están buscando fórmulas para reacticar la actividad económica los agentes implicados no planteen medidas de estas características para mejorar la productividad española, una acción que no costaría ni un euro", señala.

Muchos son los estudios que apuntan en esta dirección aunque, por el momento, no han provocado ningún cambio en la organización empresarial. Un reciente estudio realizado por el Centre de Recerca Econòmica i Social de Catalunya para UGT vuelve a poner de manifiesto que los españoles son los únicos europeos con jornadas que comienzan sobre las 9 de la mañana y que se prolongan hasta las 8 de la tarde, a consecuencia de la larga parada impuesta para comer. En total, más de 45 horas a la semana. "Mientras en Europa, la tendencia de la última década ha sido trabajar menos, en España se ha ido incrementado el tiempo del trabajo, así como la jornadas atípicas, como los turnos de noche", señala el citado informe. La Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, que preside Ignacio Buqueras, calcula que los españoles trabajan de media 240 horas más al año que el resto de los europeo.

Estas horarios labores tan extensos y, a la vez, tan improductivos, repercuten negativamente en el trabajador que ve cómo su día a día discurre dedicado exclusivamente al trabajo. No hay tiempo para la vida personal o familiar, lo que de inmediato se traduce en insatisfacción y, en muchos casos, estrés.

lunes, 8 de marzo de 2010

La maternidad causa problemas laborales al 80% de las mujeres

http://Hoy, cuando se cumple el centenario de la mujer trabajadora, ser madre sigue siendo un factor de riesgo y desigualdad.
«Te vamos a dar otra responsabilidad, ya que tus prioridades han cambiado»; «con tu horario reducido... no quiero sentar un precedente»; «entendemos tu problema, no te preocupes, te vamos a ayudar a abortar»; «ya sabes lo que tienes que hacer si quieres seguir...». Frases como éstas han sido escuchadas por las 32.000 mujeres que pasaron por la Fundación Madrina en 2009. Esta ONG, que facilita alternativas a las jóvenes abocadas al aborto y que favorece la integración laboral de aquellas mujeres que desean ser madres, constata, con motivo de la celebración hoy del día de la mujer trabajadora, que ocho de cada diez tienen problemas en su trabajo debido a la maternidad. Es decir, podrían sufrir «mobbing maternal». Según la fundación, la maternidad se ha convertido en la primera causa laboral de despido.

«Hablamos de la violencia o el acoso por el hecho de ser madre», comenta Conrado Giménez, presidente de la Fundación Madrina. El miedo de una empresa a que una embarazada pueda acogerse a medidas de conciliación, reducir su jornada y estar de baja puede provocar la reducción de su sueldo en un 50%; la disminución o eliminación de sus funciones; los cambios de lugar; los despidos improcedentes encubiertos como procedentes; o la no renovación de contratos temporales. «En España, la mujer tiene que decidir entre su trabajo o ser madre, algo que se ha convertido en un factor de riesgo y de desigualdad social», dice Giménez. 


El perfil corresponde a jóvenes de entre 25 y 35 años, con un nivel de cualificación medio o medio-bajo. La exclusión se da sobre todo cuando los hijos son menores de tres años –el 55% del «mobbing» se padece cuando el bebé tiene menos de un año– porque se entiende que, hasta esa edad, la madre tiene una mayor vinculación con el niño. La crisis económica ha agravado este fenómeno en 20 puntos, yx afecta especialmente a las pymes (un 60% de los casos) y a la empresa estatal (24%). Las mujeres, o son despedidas, o abandonan.
Pero son las secuelas del «mobbing» las que más daño hacen a largo plazo: desde la depresión (52% de los casos) hasta la ansiedad (38%), pasando por el insomnio (10%). «Algunas han acabado por ser enfermas crónicas», afirma Giménez. Y como efectos colaterales, el principal es el riesgo de aborto (65%), seguido de la separación de la pareja (40%). «El hombre cree que la culpa es de ella por no comunicarse con su jefe. Viene de una cultura machista».


«Perdí a mi hijo el día después de mi despido»
Antonia, de 40 años, lleva siete en España, procedente de un país iberoamericano en el que viven sus dos hijos. Desde 2006 trabajaba en un restaurante de Madrid. «Tenía mucha confianza en mi jefe. Llevábamos juntos el negocio». Todo cambió en enero, cuando le dijo que iba a tener un hijo con su nueva pareja. «Mi jefe me dijo que no lo tuviera, que iba a perder el cariño de mis otros hijos, que no era un buen momento...». Según Antonia, su jefe aprovechó una discusión banal para despedirla. «Me acusó de ladrona», dice. Y «justo el día después», perdió al bebé «por el disgusto. Tenía la tensión muy alta». Ahora, tiene un juicio por delante.


ANÁLISIS: Padres premiados, madres castigadas
- ¿Por qué no se habla de «mobbing paternal»?
–Es una cuestión cultural. La paternidad en las empresas se premia con mejoras salariales y mantenimiento de puestos de trabajo, debido a que se considera que tener un hijo implica una adopción de nuevas responsabilidades. Sin embargo, el hecho de ser madre es interpretado como un aumento del absentismo laboral, lo que implica una penalización del 50-60% en términos retributivos y de ascensos. 
- ¿En qué momento suele darse el «mobbing»?
–Según la Fundación, un 50% de los casos se da durante el embarazo, el 20% durante la reincorporación al trabajo y, el 5%, cuando la madre está de baja. Del mismo modo, según la Fundación Madrina, un 50% de las embarazadas no pueden acceder al mercado laboral debido a su estado. En un 45%, abandonan voluntariamente y en un 25% no son renovadas. 
- ¿Por qué se da con más  frecuencia esta práctica en las pymes?
–El 80% de las mujeres están contratadas en estas empresas, donde los contratos suelen ser temporales y, por tanto, no las renuevan.

martes, 2 de marzo de 2010

Burka

De Samin Näir. Fuente: El País.


El burka (o niqab, es decir, el hecho de ocultar por completo dentro de un auténtico vestido-reja al ser de la mujer, guiado por dos agujeros a la altura de los ojos para poder caminar) está de actualidad en Europa no sólo porque, ya sea por voluntad propia o por obligación, lo lleven algunas mujeres, sino también y sobre todo porque muestra los profundos vínculos entre la norma jurídica, las tradiciones y las culturas. De este modo, se encuentra en el centro de la problemática multicultural. Desplaza las relaciones entre el espacio privado y el espacio público, porque quiere fundamentalmente redefinir las fronteras entre ambos.

Producto de su propia historia, cada sociedad dispone evidentemente de un cuerpo de doctrinas que rige esas fronteras. Existen, sin embargo, lo que podríamos llamar comunidades de pertenencia que trascienden las diferencias culturales y fundan el arraigo a una compartida condición universal. Agredir al otro, exhibir el sexo en público o profanar a los muertos, está proscrito en casi todas las culturas contemporáneas.
El caso del burka es interesante porque atañe a una interpretación esencialmente asiática del islam, que tiende en nuestros días a propagarse por los países arabo-musulmanes y por Europa (de momento, un centenar de casos). Refleja una práctica de la religión de la que no hallamos fundamentos doctrinales coherentes dentro de las distintas interpretaciones del islam.
En realidad, la velación generalizada de la mujer se convirtió en un problema político internacional a raíz de la victoria en los años ochenta de la revolución religiosa iraní, acontecimiento central que transformó el islam mundial. Por otra parte, el burkapertenece sobre todo a la tradición afgana.
Preocupadas de fundamentar en derecho la prohibición o la aceptación de ese hábito de vestimenta ligado a la práctica radical de la religión, las sociedades occidentales vacilan entre la repulsa cultural y el respeto por la libertad individual. En Francia, el asunto está ahora en manos del Consejo de Estado, ya que el poder legislativo ha sido incapaz de pronunciarse. La prohibición general de llevar el burka puede fundamentarse en derecho a partir del principio de defensa del orden público. Como no se puede discriminar entre una mujer que pretende sustraerse por convicciones religiosas a la mirada de otra persona y otra (o un hombre) que lleva explosivos ocultos bajo un burka, podemos alegar legítimamente que existe, en efecto, un riesgo potencial para el orden público. El Estado tiene la obligación de proteger a sus ciudadanos. Existen, por supuesto, vías de impugnación, particularmente en el derecho internacional, y el asunto puede llegar lejos.
Pero la situación es insólita sobre todo desde el punto de vista filosófico: el hecho de vestir el burka entra en conflicto flagrante con el principio de convivencia, según el cual, en la interacción social, yo necesito saber quién eres tú porque tú necesitas saber quién soy yo, pues nuestro contrato colectivo se basa en el principio del reconocimiento mutuo. Doy a conocer mi identidad porque la sociedad es un encuentro de identidades. De este modo, mostrar el rostro expresa el fundamento esencial del vínculo social, algo que afecta por igual a hombres y mujeres.
El conflicto se produce en este caso porque la tradición integrista oscurantista rechaza esa igualdad en el cuerpo social. Las mujeres son las que, en el islam radical, sufren la peor parte de esta exclusión. No hay diferencias de fondo entre llevar el burka por consentimiento religioso y llevarlo por imposición patriarcal, ya que, una vez se convierte en mayoritario, el consentimiento de unas sirve con frecuencia para justificar la sumisión y la servidumbre de otras.
Ahora bien, si consideramos que se producen logros de la civilización en términos de igualdad y de libertad de la persona, está claro que no podemos poner al mismo nivel a una cultura que afirma ese principio y a otra que lo rechaza. La mayor paradoja está en que cuando la mujer se oculta bajo el burka, se cubre con el velo, en realidad se descubre del todo como objeto (un objeto del hombre). Difícilmente convertida en las sociedades occidentales en sujeto de derecho, resulta que ahora queremos rebajarla a la categoría de cosa anónima animada. Apelando al relativismo cultural, algunos intentan en nuestros días hacer aceptar, con una estrategia cínica, esa aberrante idea de que, por respeto a sus creencias, hay que acostumbrarse a ver a seres humanos deambulando bajo ese atuendo tenebroso.

Traducción de M. Sampons.

Escribir bien

Me ha llamado la atención. Es cierto que cada vez escribimos peor. Desde todos los estamentos. Escribimos hablamos... por eso me ha llamado la atención lo siguiente: