Hace mucho, mucho tiempo, una raza de cavernícolas gobernaba Europa y Asia. Después, misteriosamente, se desvanecieron dejando poco más que huesos tras ellos.
La historia de los Neanderthales no se parece a ningún cuento de los hermanos Grimm, pero en opinión de Clive Finlayson (ecólogo evolucionista autor de un reciente monográfico informativo) buena parte de lo escrito hasta la fecha sobre esta antigua especie humana si podría serlo.
Empecemos por su desaparición, que según un equipo dirigido por Finlayson tuvo lugar en el peñón de Gibraltar hace unos 24.000 o 28.000 años. Desde el descubrimiento en 1829 de los primeros huesos de Neanderthal en Bélgica, los antropólogos han propuesto varias explicaciones al misterio de su extinción.
Algunos opinan que los Neanderthales eran demasiado lerdos como para sobrevivir a los trastornos climáticos o a la llegada de nuestros ancestros desde África. Otros opinan que la culpa la tuvo su dieta, ya que los grandes mamíferos de los que se alimentaban comenzaron a escasear. Algo que no sucedió con los Homo sapiens, que tenían una dieta más amplia que les permitió sobrevivir. Incluso existen algunos que argumentan que los Neanderthales no se extinguieron, sino que se mezclaron con los H. sapiens.
Según Finlayson, ninguna de estas “historias” tiene lógica. No existen indicios claros de que los Neanderthales fueran menos inteligentes que los H. sapiens, y las pruebas genéticas muestran que compartían con los humanos cambios claves en Foxp2, un gen involucrado en el habla y el lenguaje. Las diferencias entre la tecnología Neanderthal y humana tampoco están tan claras como algunos paleoantropólogos sugieren a veces, y los Neanderthales también cazaban piezas pequeñas (o marisco) cuando podían disponer de ellas. Al mismo tiempo, los primeros borradores efectuados sobre el genoma secuenciado del Neanderthal no ofrecen señales de que el suyo haya contribuido a nuestro acervo genético.
¿Entonces por qué se extinguieron los Neanderthales? Finlayson opina que se debió a una mortífera combinación de mala suerte y cambio climático. Se trataba de una especie atrapada en el lugar incorrecto y en el momento menos idóneo en un mundo que cambiaba a toda velocidad. “En el momento en el que aparecieron los Neanderthales clásicos”, lamenta Finlayson, “ya eran una especie condenada a la extinción”.
Varias edades del hielo acabaron con los hábitats boscosos en los que el Neanderthal y su predecesor, el Homo heidelbergensis, lograron prosperar en el gran juego de la vida. A medida que su número decreció, aquellos que sobrevivieron buscaron refugio en las partes más cálidas de Europa, cerca del Mediterráneo. Pero un desplome final de las temperaturas, que sucedió hace unos 50.000 años, hizo que su ya de por si precaria vida se tornara insostenible.
Finlayson no descarta la posibilidad de que los Neanderthales y los H. sapiens se encontraran. Probablemente la existencia de ambas especies, al igual que la de otros ancestros nuestros y especies humanas arcaicas, pudieron solaparse. Pero cree bastante improbable que este contacto jugase un papel crucial en la desaparición de los Neanderthales y en nuestra dominación, que Finlayson atribuye en gran medida a la suerte. Puede que esta historia no sea, en efecto, un cuento de hadas, pero al menos para nosotros concluyó con un final feliz.
Traducido de Why did our species survive the Neanderthals? (autor: Ewen Callaway para NewScientist).
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